LA NIEVE CUBRE LA CIUDAD Y TRANSFORMA EL INSTITUTO

 

El lunes 11 de enero profesores y alumnos volvimos al instituto tras caminar por las estrechas pasarelas a las que habían quedado reducidas las aceras debido a la nieve y a la sal. Y es que esta excepcionalmente abundante nevada, que había sido el resultado del choque entre la masa de aire frío, llegada del norte hacía ya varios días, y aire caliente cargado por la borrasca Filomena, transformó el paisaje matutino haciendo aún más inusual esa mañana, diferente simplemente por ser el primer madrugón del año para muchos.

A la clásica conversación acerca de las vacaciones de navidad se le añadía la valoración e intercambio de las fotos con fondo nevado que inundaban ya las redes sociales, sacadas en el fin de semana o en los recreos, ya que la nevada que había dejado las calles de Valladolid blancas se había producido el sábado anterior, pero gracias al frío pequeños montículos helados adornaban aún los bordes de las aceras y parques.

Pudimos comprobar que la rampa trasera de nuestro instituto estaba inusualmente resbaladiza debido al hielo, lo que llevó a los alumnos de primero y segundo de la ESO a utilizar temporalmente la entrada asignada a los alumnos de segundo ciclo a principio de curso. Algunos estudiantes decidieron aprovechar las bajas temperaturas para caminar sobre la superficie helada de la fuente situada en el parque Poniente, deslizándose y arriesgándose a resbalar entre risas.

 

Si bien debido a la Covid y al frío lo último que podría apetecer sería tocar la nieve, pocos pudimos resistirnos a coger un poco para hacer una bola y lanzarla, hacer un pequeño muñeco de nieve, o simplemente para darnos cuenta de que estaba allí de verdad. De hecho, la nieve permaneció congelada durante más de una semana, hasta que la lluvia, un fenómeno meteorológico al que estamos mucho más acostumbrados, terminó de derretirla.

Y aunque ya no cubra nuestra ciudad, la nieve seguirá siendo recordada durante un tiempo por los momentos, buenos y los que no lo han sido tanto; por representar el frío de esta época; y por distraernos en algunas ocasiones, al verla precipitarse hasta el suelo mientras el aula entera se emocionaba por verla caer.


Lucía Mostaza Matisán, E4B



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